Las actividades deportivas pueden ayudarlo a mantenerse en forma y saludable.
La importancia de la salud, el estado físico y la actividad física
“Bienestar completo físico, mental y social, en lugar de simplemente la ausencia de enfermedad o discapacidad”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Debido a que las personas prefieren creer que están saludables únicamente porque no se sienten mal, esta es una definición intrigante. Esta definición demuestra que la salud abarca mucho más que el bienestar físico e incluye sentimientos de disfrute, compromiso social y vitalidad.
Aptitud física
En su definición más básica, la condición física puede describirse como “la capacidad de satisfacer las demandas del entorno”. Está relacionada con el nivel de exigencia física del estilo de vida. Como resultado, una persona que trabaja en un entorno de oficina requiere menos niveles de aptitud física que un atleta olímpico. El número de personas que trabajan en ocupaciones que no implican mucho ejercicio físico crece cada año. Estas profesiones se clasifican como no físicas o pasivas, lo que indica que requieren un bajo nivel de aptitud física para ejercerlas. Esto puede aumentar el número de personas con bajos niveles de condición física y una disminución en la salud general de la población. Como resultado, habría un aumento en el número de personas con un bajo grado de condición física en la sociedad y los niveles de salud disminuirían.
Ejercicio
El ejercicio se describe como “un tipo de actividad física realizada para mejorar la salud o el estado físico, o ambos”. Para mantener una excelente salud y estado físico, se recomienda que los adultos y los niños sigan rutinas de actividad distintas:
Los adultos deben realizar cinco sesiones de actividad física de treinta minutos cada semana. El ejercicio debe ser lo suficientemente exigente físicamente para inducir al adulto a tomar respiraciones más profundas y comenzar a sudar como resultado del mismo.
Niños y jóvenes: siete sesiones de sesenta minutos cada semana durante un total de siete semanas. Durante al menos dos de estas sesiones, debe realizar una actividad de alta intensidad, como trotar, saltar o participar en deportes cardiovasculares. Es posible repartir las siete horas a lo largo de una semana.
Incluir la actividad física en la rutina diaria se vuelve crítico en esta situación. Pasear o montar en bicicleta juntos al trabajo o la escuela, jugar juntos en el patio trasero y participar en eventos físicamente activos durante el fin de semana, como caminar por el campo o andar en bicicleta, son buenos ejemplos de cómo hacer esto. Los niños aprenden mucho de sus padres y, por lo tanto, es fundamental que los padres sirvan como modelos activos y brinden oportunidades a sus hijos.